Colombia rechaza "de manera vehemente" el asesinato del candidato ecuatoriano
Un acto que consideró que "atenta contra líderes, el pueblo y la democracia del país vecino".
El Gobierno colombiano mostró su rechazo "de manera vehemente" por el asesinato del candidato a las elecciones presidenciales de Ecuador Fernando Villavicencio durante un mitin en Quito, en un acto que consideró que "atenta contra líderes, el pueblo y la democracia del país vecino".
"El ministro de relaciones exteriores, Álvaro Leyva Durán, y el Gobierno todo, reafirman su solidaridad al pueblo ecuatoriano y confían en la fortaleza de las instituciones de la hermana República del Ecuador para esclarecer los hechos y sancionar a los responsables", estimó la Cancillería en un comunicado donde también envío sus condolencias a familiares y simpatizantes.
Villavicencio era uno de los ocho candidatos a la presidencia que concurrían a las elecciones generales extraordinarias previstas para el próximo día 20 en las que se elegirá al sucesor del conservador Guillermo Lasso.
Villavicencio, de 59 años, un periodista y exmiembro de la Asamblea Nacional que con sus investigaciones sobre corrupción se había convertido en uno de los enemigos más acérrimos del expresidente Rafael Correa (2007-2017), recibió una ráfaga de disparos al terminar un mitin de su campaña electoral que realizaba en un colegio de Quito.
El presidente Lasso decretó este jueves el estado de excepción durante 60 días en todo el país y ratificó que las elecciones generales extraordinarias se celebrarán el próximo 20 de agosto, como estaba previsto, pero con un despliegue de militares en todo el territorio nacional.
Desde algo más de dos años se reproducen a diario múltiples informaciones de asesinatos, matanzas, extorsiones, ataques con explosivos, entre otros delitos, que han sembrado terror entre los ecuatorianos.
Ecuador cerró 2022 con la mayor tasa de muertes violentas de su historia, al registrar 25,32 por cada 100.000 habitantes, la gran mayoría asociada, según el Gobierno, al crimen organizado y al narcotráfico, que ha ganado fuerza en la costa y ha convertido a los puertos en grandes trampolines para la cocaína que llega a Europa y Norteamérica.
EFE